Dura circunstancia de la vida me hizo conocer y reconocer muchos aspectos que no siempre todos tenemos claro, por razones diversas, y es que Ser Hermano/a, es algo que también se aprende…

Es un ejercicio, un sentimiento, una emoción y una conexión que se mueve más allá de simplemente tener factores sanguíneos que coinciden, que va más allá de ser hijo/a de un mismo papá y/o una misma mamá, está en crecer de las dificultades del otro, apoyarse y estar allí presente en el sitio donde golpea con mayor o menor intensidad la marea, al fin de cuenta, la vida te hace ver que lo importante no es cuanto tengas al estar allí, o cuanto lleves al llegar allí, lo importante es sentir que estás ahí con el/ella, que puedes mirar y padecer lo que el o ella le toca, no para cargar un karma o sufrimiento y hacerlo compartido, sino para demostrar que tenemos motivaciones, que hay un «estoy contigo, te apoyo» o «no estás solo/a» eso es MAS VALIOSO que nada en este mundo.

Los momentos buenos, bonitos, de risas, de felicidad, de tranquilidad, son añadiduras valiosas e incalculables, preciados momentos y recuerdos que fortalecen el vínculo, pero que no le otorgan valor y sentido por si solas. Hoy la vida me premia con ese sentimiento aprendido en un recorrido cargado de dificultades, pero que afortunadamente no me arrebató más que el creer que para todo «hay tiempo», pues para ser hermano, no hay tiempo, y no porque no sea importante y no merezca, sino porque debe ser cada instante, sin un tiempo particular para serlo o aprenderlo, debe ser vigente y permanente, pero a fin de cuenta AGRADECIDO, porque con ello mi vida cambió, aprendí a mirar desde otra perspectiva a quienes me rodean, las dificultades ya no lo son, porque inmediatamente se volvían retos, y los superamos, y estamos aquí, para seguir ese recorrido de aprendizajes. Hoy decreto un renacer en un lado importante de mi vida.

¡Gracias mi Dios, por permitirme no solamente decirlo, sino demostrarlo: Los Amo Hermanos!  

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